A continuacion la segunda entrega de este articulo. la primera entrega puedes encontrarla en el archivo!
... Para resolver esta situación, Hayek alude a las leyes generales conocidas en el ámbito del respeto al individuo, leyes de tradición y hábito que no representan mandatos específicos. Se llega al ámbito del dominio de las leyes y no de la conciencia humana. Se es libre porque impera la ley y no la conciencia de un tercero, es lo que el llama “ Ruler of the law” . Esto quiere decir que el ciudadano particular puede ser compelido a algo, solamente cuando esto resulte de normas de justicias tales que rijan para todos. La autoridad compulsiva del Estado está circunscrita a la imposición de esas normas y en su empleo no hay criterio libre. Esto no quiere decir, ni que el Estado está limitado a la imposición del derecho, ni restringido por preceptos jurídicos en sus demás funciones. Meramente sobre el ciudadano particular no tiene ningún otro poder que el de asegurar el acatamiento de preceptos jurídicos generales.1
La libertad bajo preceptos jurídicos de carácter general significaría, en efecto, que el ciudadano particular no tendría que obedecer a la voluntad de nadie. Solo se debe responder a códigos abstractos que constarían esencialmente de prohibiciones que les impedirían afectar el terreno de otros igualmente protegidos. El carácter universal de la norma pondría al Estado en la misma situación y en vista de que se refieren únicamente a acciones que respectan a otros, es sumamente improbable que la libertad sufra nunca un menoscabo injusto por su culpa. Representaría reglas de juego que, en mayor o menor medida, podrían ser convenientes, pero que nunca osarían prohibir a nadie algo que es permitido a otro en igualdad de circunstancias.2
Esto lleva a que el neoliberalismo se manifieste de muchas maneras, destacándose sus políticas de ajuste y apertura que, con diversas connotaciones, se aplicaron en los países latinoamericanos en la década de los noventa. La premisa obligada: anteponer el crecimiento económico a la plenitud del ser humano, dejando a un lado la armonía con la creación de Dios.
Las vías para lograr este crecimiento son variadas, pero básicamente se restringe la intervención del Estado hasta despojarlo de la responsabilidad de garantizar los bienes mínimos que se merece todo ciudadano o persona; se eliminan los programas generales de creación de oportunidades para todos y se les sustituye por apoyos ocasionales a grupos particulares; se privatizan empresas con el criterio de que la administración es mejor en último término para todos; se abren sin restricciones las fronteras para mercancías, capitales y flujos financieros y se deja sin suficiente protección a los productores más pequeños y débiles; se hace silencio sobre el problema de la deuda externa cuyo pago obliga a recortar drásticamente la inversión social; se subordina la complejidad de la hacienda pública al ajuste de las variables macroeconómicas: se procura un presupuesto fiscal equilibrado, reducción de la inflación y la balanza de pago estable. Esto en teoría derivará en bien común en el largo plazo, sin embargo se dejan a un lado los problemas emergentes que generan estos ajustes, haciendo entonces que los pobres sigan siendo mas pobres. Los teóricos neoliberales insisten en que estos ajustes producirán un crecimiento que, cuando sea voluminoso, elevará los niveles de ingreso y resolverá por rebalse la situación de los desfavorecidos.
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