La comunidad de fe ha de partir de la vida del pueblo, de la experiencia particular de cada asamblea. La acción pastoral acontece en la realidad histórica de cada pueblo y las mismas adquieren matices diferentes a lo largo del tiempo. El mundo en que vivimos es cambiante a causa de la diversidad social, cultural, politica y tambien por la ausencia de estructuras que permitan un dialogo abierto. Cada día se hace más patente la necesidad de caminar hacia el verdadero sentido de unidad, desde la cual brotará indeclinablemente la verdadera pluralidad, en crecimiento armónico a partir de Cristo glorificado. Ahora esta busqueda, debe partir de un instante, y seguir al menos un camino común, un instante que iniciará la acción pastoral, y que se manifiestará en diversos momentos del acontecer religioso del creyente.
Un primer momento se refiere al orden antropológico, y radica en la capacidad de ver al hombre y su entorno. No se puede pretender acompañar al hombre sino se le conoce plenamente. Un segundo momento se refiere a al orden cristológico, por medio del cual se hace la experiencia de seguimiento de Jesucristo, único y universal. La palabra, el verbo, se ha revelado como luz en el mundo y del mundo, todo existió por medio de ella, y sin ella nada existió de cuanto existe. (cf. Jn 1,3). El tercer momento, se refiere al orden eclesiológico, destacando en este instante el sentido de la solidaridad eclesial, la convivencia, la iniciación, la vivencia de la resurrección, el sentido cierto de la vida en comunidad, en la asamblea. El ultimo momento, se refiere al orden espiritual. Este parte del redescubrimiento de la espiritualidad, y busca la unidad de los tres momentos anteriores. Este círculo es dinámico y configura la unidad existencial y espiritual del cristiano, situándolo en el camino santificador de la acción de Dios. Estos cuatro momentos hacen posible establecer una ruta a seguir, cuando se pretende desarrollar una adecuada acción pastoral cimentada en bases fuertes, que permitan una clara formación de la identidad del cristiano. Una identidad que partirá del entendimiento de la acción del hombre, su entorno, de la experiencia personal con Jesucristo, del sentido de comunidad eclesial y de la espiritualidad encarnada. Un camino que lleva al entendimiento de Dios, porque uno es Dios, Padre de todos, que esta sobre todos, entre todos, en todos (cf Ef 4,6).Un camino que parte del principio de unidad, presente en la identidad del cristiano, un cuerpo con unidad visible, que es la Iglesia, que brinda esperanza,y que invita a un único destino futuro para todos: la salvación, en una sola fé.
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