La Iglesia de los Pobres. ( I Parte)

A continuación se presenta la primera entrega de un analisis realizado al articulo realizado por Ignacio Ellacuría, "La Iglesia de los pobres. Sacramento Histórico de Salvación. publicado en Estudios Centroamericanos y bajado de http://www.servicioskoinonía.com/ . Los conceptos originales pertenecen al autor, siendo este articulo un mero repaso de los mismos.

La teología de la liberación, se ha esforzado en presentarse como una reflexión sobre la realidad del pueblo de Dios desde la visión que solo la fe puede dar, siguiendo el camino marcado por Jesús de Nazareth. Procura conectar el mundo de Dios con el mundo de los hombres, partiendo del análisis histórico de la realidad Latinoamericana.
La Iglesia, no escapa a este análisis, y se reclama su presencia como Sacramento de liberación, como ya lo ha hecho en la historia de la salvación, escrita previamente, y donde la fe del pueblo peregrinante se convierte en elemento esencial para el desarrollo de la misma. Y es que la realidad vivida en muchos sectores de nuestra América Latina, donde los opresores mantienen sus poder contra los oprimidos, muestra lo que puede una Iglesia de los pobres como sacramento de liberación universal.Ahora, como es posible mostrar esta Iglesia a los oprimidos. En primer lugar, se debe eliminar esa visión sacra que se puede tener de la salvación, donde esta queda fuera del alcance inmediato del excluido. Tal como lo plantea Ignacio Ellacuría “..es menester despojarlos de su sacralización interesada para recuperar la plenitud de su sentido" Porque la salvación es una opción para todos, por lo que se debe poner en contacto con esa realidad que viven todos, y esto no es mas que darle sentido histórico, relacionando la salvación con nuestras vivencias.Lo primero que debe entenderse, es que Jesús tomó cuerpo en la historia y se incorporó a la historia del hombre. Esta presencia continuó en la Iglesia, pues desaparecida la visibilidad histórica de Jesús, esta siguió tomando cuerpo y siguió incorporándose, por lo que ese convirtió, en el cuerpo histórico de Cristo. En segundo lugar, la Iglesia es cuerpo místico de Cristo, pues hace presente algo que no es palpable de modo inmediato y total. Por lo tanto, ambas acepciones no son contrapuestas, muy por el contrario, representan dos estadios eclesiales, uno rodeado de misticismo, el otro de realidad.

Ahora bien, esta Iglesia, cuerpo místico y cuerpo histórico de Cristo, debe tener presencia a través de acciones particulares, de forma visible y realización efectiva de lo que es ella histórica y místicamente. Por supuesto los sacramentos forman parte de presencia, pero no son necesariamente los únicos canales, pues la gracia de Dios se hace presente, visible y eficaz por otras vías.
Plantea Ellacuría que “la Iglesia realiza su sacramentalidad histórica salvífica anunciando y realizando el Reino de Dios en la historia. La Iglesia no es un fin en sí misma, sino que toda ella, en seguimiento del Jesús histórico, está al servicio del Reino de Dios”, adicionalmente, “la realización del Reino de Dios en la historia implica el quitar el pecado del mundo y el hacer presente en los hombres y sus relaciones la vida encarnada de Dios”. Por esto, la labor de la Iglesia esta guiada a la salvación .
Solo cuando la Iglesia extravía este camino, cae en el desaliento o peor aun en la ambición del poder terreno. La misión de la Iglesia, en efecto, no es la realización entre nosotros de un orden político sino la realización del Reino de Dios . Entra en juego la acción del individuo, pues si cada miembro de la Iglesia, debe realizar la salvación de sí mismo en relación con los demás, la Iglesia como cuerpo debe realizarla en sí misma pero en relación con las estructuras existentes.